jueves, 11 de junio de 2009

EL ACTUAL TESORO AZTECA DE CHILE





“Yo sé que te han dicho que las paredes de mí casa están hechas de oro; y que los felpudos de mis habitaciones y otras cosas de mi morada también son de oro; y que yo era y afirmaba ser un dios y muchas otras cosas además. Las casas como ves son de piedra, cal y arcilla. Ve cómo te han mentido. Es verdad que tengo algunos objetos de oro, que me legaron mis antepasados; todo aquello que tengo se te dará cuando lo pidas”.

Palabras de MOCTEZUMA II a HERNÁN CORTÉS el 8 de noviembre de 1519.




Es una cualidad enfatizada del espíritu de los hombres, su deseo de conquista. Proyectado a lo largo de todas las épocas pretéritas de la humanidad, sin distinción de razas, credos, costumbres ni tradiciones, sino que el único fin que lleva al hombre a conquistar, es el dinero. Existiendo un gran y ambicioso conquistador llamado Hernán Cortés, que era hijo único de un hidalgo extremero llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro. A los catorce años fue enviado por su padre a estudiar leyes a Salamanca, pero su deseo y codicia eran insaciables, de modo que dos años más tarde, abandonó su carrera por su afán de aventuras y conquistas de riquezas. En este ir y devenir de acontecimientos, se embarcó rumbo a las indias para participar en las campañas de Gonzalo Fernández de Córdova, que era un militar español al servicio de los Reyes Católicos, y miembro de la nobleza andaluza. Pero fue finalmente en la primavera del año 1504, que zarpó hacia la isla de La Española, donde se desempeñó como plantador y funcionario colonial. Entonces corría el año 1511cuando Hernán Cortés participó en la expedición para conquistar Cuba. Dicha expedición fue muy costosa, y estaba dirigida por el gobernador Diego de Velázquez, de quien Hernán Cortés recibe tierras y esclavos, para llevar a cabo con éxito dicha expedición. Siendo además nombrado alcalde de Santiago de Cuba, claro que en su desempeño es encarcelado por el gobernador porque lo acusó de conspirar en su contra. Posteriormente cuando ya es liberado, se casó con Catalina Suárez Marcaida, resultando ser la propia cuñada de Diego Velázquez, que a finales del 1518, le entregó el mando de la tercera expedición a Francisco Hernández de Córdova, conquistador español que descubrió la península de Yucatán, contando con Juan de Grijalva, otro conquistador español que exploró Cuba y Yucatán. Con toda esta ayuda recibida, Hernán Cortés logró reclutar a más de seiscientos hombres para su causa de inagotable sed de conquista; partiendo del puerto de Santiago de Cuba el 18 de noviembre de 1518, pasando por Trinidad. Y el 10 de febrero de 1519, la flota que contaba con once naves, abandona Cuba. Una vez que Hernán Cortés terminó sus viajes y navegaciones, porque su sed de conquista nunca cesaba, viajó incansablemente a la ciudad mexicana de Tenopchititlan, el 8 de noviembre de 1519; estableciéndose como conquistador. En la frialdad de la noche del 30 de junio de 1520, son derrotadas por Hernán Cortés las huestes guerreras aztecas en la Ciudad de México; cayendo en el año 1521 la ciudad (azteca) de Tenopchititlan, también llamada “el árbol de la noche triste”, por el triunfo y conquista de Hernán Cortés. Dicha ciudad estaba gobernada por el último emperador Moctezuma II, con todo el cuerpo de su nobleza; siendo llamada también “Valle de México” por su nutrida geografía con 2000 metros sobre el nivel del mar. En el territorio geográfico correspondiente a los Estados Unidos mexicanos, fue donde históricamente se fundó la Ciudad de México para establecerse con su distribución de 38 provincias tributarias, ya que el México azteca era una estratificación piramidal donde estaban: Nobles, guerreros, mercaderes, y sacerdotes, que formaban el grupo social de mayor poder. Conservando en su base a los labradores de la tierra, ya que los esclavos trabajaban en la faena agrícola. Mientras que la sociedad azteca era gobernada por el emperador, con su poder ilimitado abarcando cosas y personas, apoyado por sus guerreros que eran su resguardo, con su propio imperio aislado políticamente. Entre los grupos sociales intermedios estaban los comerciantes, ya que el comercio estaba manejado por la poderosa clase Pochteca, y eran enriquecidos en Ciudad de México, porque ellos intercambiaban riquezas por prestigio en las fiestas, ofreciendo esclavos para sus sacrificios rituales. Por otra parte su alimentación se basaba en el cultivo de maíz, ají, cacao, algodón, y caucho. En su afán de conquista insaciable que tenía Hernán Cortés, atacó a Cacamatzin, señor de Texcoco, pero sus intensiones y planes ambiciosos fueron frustrados por Cuitláhuan, señor de Iztapalapa, impidiendo con sus huestes de soldados valerosos su conquista, haciéndole frente a las tropas de Hernán Cortés. En dicha contienda se podría decir que no salió perdedor Hernán Cortés, porque le quitó un collar de margaritas y cuentas de vidro a Cacamatzin. Y como una manera de celebrar la victoria, los príncipes aztecas homenajean a Hernán Cortés con un collar de camarones de oro, metal que volvía loco a Cortés. Ya una vez que cesaron los enfrentamientos y las contiendas, Hernán Cortés se hospeda turísticamente en el palacio de Axayácatl. El emperador Moctezuma II, en su desesperación se opuso a la contrucción de la capilla en el templo de Huitzilopochtli, y con el afán de proteger los tesoros de su padre de la codicia de Hernán Cortés, los mandó a esconder en una habitación secreta. Pero un carpintero vio en una pared un detalle que era la puerta a los aposentos donde Moctezuma II escondía de Hernán Cortés, los tesoros reales de su padre Axayácatl. Hernán Cortés entonces en su afán descubrió tal escondite, y lo cubrió como secreto; por consiguiente tomó como prisionero a Moctezuma II pidiendo un tributo cobrado a Totonaca para que le entregaran los tesoros reales; pero dicho tributo no fue pagado, y Totonaca solicitó ayuda a la guarnición española en Veracruz; que terminó con un fuerte enfrentamiento en el cual murieron seis españoles, incluyendo al capitán Juan de Escalante. Este hecho como era de esperarse enfureció a Hernán Cortés, que como tenía prisionero a Moctezuma II, lo lleva encadenado al palacio de su padre Axayácatl, que con todas las contiendas y prepotencia de Hernán Cortés, ya lo había tomado como su cuartel; entonces desesperados los servidores de Moctezuma II, demandan expulsar a los españoles de la ciudad. Hernán Cortés entre sus demandas planteadas a Moctezuma II, le exige la entrega del noble azteca Cauhpopoca, que fue el responsable de haber causado la muerte de los soldados españoles de Hernán Cortés. Pero los soldados que no fueron asesinados, vengaron a sus compañeros y en especial al capitán Juan de Escalante, matando a Cauhpopoca. Una vez que terminaron las cruentas matanzas y venganzas, Hernán Cortés continuó su búsqueda de oro, pero se decepcionó por la escasa y miserable cantidad encontrada en la ciudad de Tenopchititlan, debido a que su envergadura física no superaba los 500 kilos. Este hecho puso furioso a Hernán Cortés que tomó prisionero al soberano de Cuautemoc, para que le confesara de una vez por todas el escondite de todo el tesoro azteca, pero el soberano no le dijo su paradero porque la existencia de dicho tesoro era dudosa, entonces ante tal frustración Hernán Cortés lo asesinó sin piedad en el año 1524, en Honduras. Con el correr de los años la codicia de Cortés seguía creciendo de una forma incalculable. Organizó expediciones para fundar nuevas ciudades y conquistar otras en nombre del imperio español; expandiéndose a Guatemala, Yucatán y California. En el año 1527 es llamado por Carlos Quinto de España para su rebelión, y ser enjuiciado por sus conquistas y asesinatos en el Consejo de Indias. Pero es absuelto por ser servidor del rey, y en sus empresas de búsqueda de oro regresa a México. En el año 1535 le entrega su poder al virrey de la Nueva España Antonio de Mendoza, que le dió el título de Marqués del Valle de Oaxaca. Con este nombramiento, Hernán Cortés se tranquiliza de su inagotable búsqueda de oro y riquezas; y en 1540 regresa a España con Carlos Quinto, porque ya había terminado la guerra, donde se especula que fallece el 2 de diciembre de 1547, en Castilleja de la Cuesta, en Sevilla. Pero la verdad de las cosas es que la codicia de Hernán Cortés, no fue terminada ni con su muerte, porque en su afán de seguir buscando oro, le vende su alma al diablo para conseguir la inmortalidad. En el devenir de los años, Hernán Cortés ya no había encontrado nada más que conquistar en la tierra; entonces fabrica una nave, y viaja al espacio. Porque había fingido su muerte para seguir buscando oro en todo el universo; donde el tiempo pasa más lentamente que en la tierra, recorriendo otros planetas para continuar con su búsqueda inagotable de oro y riquezas. La desaparición de Hernán Cortés fue un relajamiento para el México azteca, porque ya no habían prisioneros de guerra destinados a ser sacrificados a Huitzilopochtli, el dios de la guerra. Entonces como ya se habían acabado las conquistas de Hernán Cortés, se enfatiza en México la educación dirigida para varones y damas. Para los varones están las siguientes escuelas: El Telpochcalli. En horario diurno con alojamiento en casa; y el Calmecac especie de internado para los nobles. Hasta el año 1535 la lengua azteca era el Náhuatl. Su escritura contenía pictogramas, ideogramas, signos fonéticos, abarcando su historia, geografía, economía y religión. Las damas eran educadas por sus madres para labores domésticas, y las nobles asistían a un monasterio hasta su matrimonio con formación valórica de religión, literatura, historia, y música. Según como plantea la cosmovisión azteca, la creación del mundo fue para su destrucción, y la quinta vez para su creación. Donde el dios Quetzacoatl creó hombres para que se alimenten por plantas. La concepción azteca es “solo se vive una vez”, porque la vida es sufrimiento y alegría. Y más todavía sufrimiento por todas las tragedias que le ocasionó al pueblo azteca la llegada de Hernán Cortés; y alegría por su desaparición. La concepción trascendental de la perduración de la vida, es por medio de la fama y el legado del difunto. En este caso la fama de Hernán Cortés era tal, que la gente temblaba de miedo con solo oír su nombre. Por eso se prohibió hablar de él, y de su reinado de conquistas, codicia y muerte. Como los aztecas nunca pensaron que Hernán Cortés estaba en el espacio, estudiaron tranquilamente su calendario astronómico compuesto por: Las revoluciones del sol, la luna, venus, y marte. Clasificando a la agrupación de estrellas en constelaciones; los eclipses solares, lunares y su frecuencia, fueron estudio de la existencia de los cometas. Llamando a su calendario azteca “Códice Bornómico” de dos partes: la primera que era el libro de los destinos llamado Tonalamalt; y la segunda las fiestas de los meses del año llamado Xiuhpohualli basado en la observación del universo y sus estrellas. En donde cada fenómeno atmosférico estaba directamente relacionado con un dios, desarrollando su meteorología por predicciones climáticas. Con el devenir de los años el nombre de Hernán Cortés fue olvidado, y solo se veían sus registros en los libros de historia, porque el escuchar hablar de él sobre todo en México provocaba terror; debido a todos los males y tragedias que había causado por su inagotable sed de búsqueda de tesoros. Pero el miedo a Hernán Cortés con los años no desapareció, sino que se mantuvo ya que se escuchó un rumor de que volvería a México a buscar el tesoro que nunca encontró. Y ante tal desenlace todo México se preguntaba cómo lo buscaría si estaba muerto. Entonces desenterraron su tumba, y su sorpresa fue tal que no la podían creer: estaba vacía. Encontrando en ella los registros que decían que le había vendido su alma al diablo, y que era inmortal. Esta revelación causó un terror colectivo en México y en el presidente del país azteca, de modo que para proteger el tesoro que era considerado un bien y patrimonio histórico nacional, es exportado hacia Chile. Una vez que el tesoro azteca llegó a Chile, el restaurador de piezas milenarias Maite Redondo Bilbao, declaró que el tesoro consiste en: Relieves, cerámicas policromadas, instrumentos musicales, objetos labrados en jade, y madera. Además de vistosos ornamentos, joyería de concha, turquesa y oro, junto con las obras de Yves Kein; y las esculturas de Richard Serra; que se exhiben a partir del año 2005 en el Guggenhein Blanco, de la calle de Bilbao en Santiago de Chile. Porque el Patronato de la Fundación del Museo de antropología, aprobó ese año su restauración en la Pinacoteca; ya que el tesoro azteca no estaba en México, sino en Santiago de Chile en el año 2009. En un museo turístico, para su visita y exposición de los turistas extranjeros, especialmente los mexicanos, según los atractivos culturales y ofertas chilenas de viaje. Después de su recorrido por el espacio exterior, Hernán Cortés regresó a la tierra, ya que no encontró oro ni riquezas en el universo, siendo apresado y encarcelado por el gobierno chileno, por intentar retener para sí el actual tesoro azteca de Chile.

FIN

2 comentarios:

BELMAR dijo...

LA MEJOR METÁFORA ES LA DE USAR LA CARA DE LA REALIDAD COMO PAPEL HIGIÉNICO.
LA SEUDO-DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS HUELEN A MIERDA,
LA PODREDUMBRE HABITA NO SÓLO EN LAS CLOACAS...

juan triviño dijo...

tienes talento Munir sigue adelante con esto y aumenta el numero de textos y poemas cdte

JUAN