“Los dioses griegos son personas, no abstracciones, ideas o conceptos”.
Walter Burkert
Mercurio, que en la mitología romana, era un importante dios del comercio; porque su nombre alude a la palabra “mercancía”, y su calificativo deriva de los vuelos rápidos. Por consiguiente era un destacado comerciante ecuestre, que al mismo tiempo cumplía las funciones laborales de ser el secretario personal, que estaba a cargo de los pegasos de su amo mayor, el señor Zeus. Que en la mitología griega era “el padre de los dioses y los hombres”. Gobernando a los dioses del monte Olimpo, ya que era el rey de los dioses que supervisaba el universo; siendo dios del cielo, y del trueno. Posteriormente lo conoceremos como el gran amo, el patrón, el amo mayor, el gran negociante, el negociante ecuetre, el rey entre otros apelativos. Mercurio, se destacaba por su velocidad, en lo que a relaciones comerciales se refiere; porque era un secretario muy eficiente, cuando se trababa de cerrar un negocio, ya que los sueños hípicos del patrón, eran estrictamente ordenados en relación a su organización de libros adminitrativos. Porque en el Olimpo, podía sonar en cualquier momento el teléfono que estaba en la oficina del gran negociante ecuestre cerca de la antesala. Y si sonaba era estrictamente para llamadas profesionales, de negocios o asuntos amorosos, ya que el perfecto tenía toda una fama de galán conquistador; por todas las hermosas damas que asistían a las reuniones, que el gran amo organizaba en el Olimpo. Hermosas y refinadas damas a las que el gran amo denominaba sus inspiraciones, porque le recordaban a sus intelectuales y personales lecturas sobre historia griega, artes, ciencias y por supuesto no podía faltar el refinado gusto que el amo mayor tenía por la poesía homérica. Dichas bellezas con las que se relacionaba el gran galán, tenían su procedencia al norte de las llanuras del Caucaso, por eso que para él eran las Amazonas. Donde las demandas de las Amazonas, eran estrictamente femeninas, no aceptando ninguna opinión varonil, ni aunque fuera del más capacitado de los ingenieros comerciales, o del más experimentado de los economistas, porque como hábiles y gallardas guerreras de la antigüedad; tenían sus gustos muy exigentes en lo que son los productos ecuestres de ventas, demandando pegasos de primera selección y por supuesto, lo más finos pura sangre, a ser cotizados en la bolsa de valores de Nueva York. Demandas que el rey se empeñaba en cumplir, para satisfacer los exigentes y caros gustos de las Amazonas, como un experimentado capitalista empresario que maneja profesionalmente sus negocios, siguiendo los patrones económicos de la bolsa de valores norteamericana. El gran patrón, como todo galán intelectual era un estudioso de la psicología, porque dentro de su autores predilectos se encontraba Carl Jung, con su teoría de los mitos griegos: “Los elementos estructurales que forman los mitos, son representados en la psique inconsciente”. Planteamiento que se basaba en los denominados arquetipos, o patrones arcaicos heredados de dicho autor. En lo que corresponde a la personal y mental identificación, de lo que para el señor Zeus representa su inconsciente colectivo, este es dado por el amplio recorrido de su memoria, haciéndolo en base a la interpretación psicológica de los mitos; que está representada en su psique personal, identificada directamente con el libro “La Odisea” de Homero. Dicho análisis mental, el gran amo lo contrastaba con las teorías de Robert A. Segal, que interpetaba a un mito en los arquetipos que planteaba Jung, al leer el gran patrón, una y otra vez “La Odisea” de Homero. Porque ella plantea que muestra la razón de la vida, en base a un patrón heróico; de acuerdo a la mitología griega del autor Károly Kerényi. Ahora bien, al gran negociante -como su apelativo lo indica-, no le gustaba hacer esperar ni a las Amazonas, ni mucho menos a sus mecenas. Y como planteaba Neil Hurley, “quién paga manda”, al mecenas no hay que hacerlo esperar, porque el cliente siempre tiene la razón, en sus demandantes y exigentes pedidos.
Debido a que los mecenas eran demandantes clientes, interesados por los pegasos chilenos. En lo que menos se fijaban los mecenas, era en el precio de lo que costaba cada pegaso. Pero en lo que sí los mecenas estaba atentos, cuando compraban un pegaso, era en la velocidad olímpica que pudiera tener tan magnífico animal, y que cumpliera los mismos parámetros y marcas deportivas actuales de Atenas. El amo mayor es un omnipotente empresario como lo llamaba Mercurio, que lucía gallardamente su atuendo con sus brillantes Botas Derby Hombres de los jinetes cazabotas que son tipo arneses; y el costoso Endurance Light Helmet que es el casco del jinete. Porque las grandes olimpiadas para las cuales preparaba a sus hermosos y magníficos pegasos tenían su carácter lírico; contemplando todas las exigentes pruebas de equitación por la rigurosidad que demandaban las reglas de la competencia, que eran como diríamos en Chile un deporte de sainete. Tales pruebas las realizaban los gallardos jinetes de las hípicas, que se llevaban a cabo en los floridos campos denominadas folclóricamente “carreras a la chilena”, realizándose en Pekín. Si existía la remota posibilidad de que en algún momento Mercurio, le dijera jamelgo a un pegaso, le llegaba automáticamente su sobre azul de despido; firmado con la refinada tinta y la rubrica dorada del patrón en persona. Igual política mercantil de los actuales negocios para con los mecenas; porque el gran negociante ecuestre era muy estricto, en lo que al trato de sus pegasos concierne y se refiere. Cabe destacar que también si al correo electrónico del computador personal que el gran amo tenía en el Olimpo, si en algún momento le llegaba una orden ofensiva como esa, automáticamente tomaba él mismo el teléfono, y cerraba todo tipo de relación económica y comercial con el mecenas que hubiera enviado dicho correo; porque no soportaba que hablasen mal de sus pegasos, ya que ellos eran entrenados para los juegos ecuestres, para la venta, y además eran finos y pura sangre. Y a los juegos ecuestres y pruebas hípicas tenían una cronología histórica-universal; similares a los mundiales de fútbol, que son llevados a cabo en diversos países, como: Alemania, México, España, Chile en 1962; vale decir eran, cada 4 años. De modo que los vencedores irían a competir a Atenas, siendo los campeones mundiales si lograban triunfar allá, por supuesto. El magnifico como ya sabemos era todo un estudioso y muy ordenado en sus registros; de modo que siempre tenía a mano el libro con el cuál se fundamentaba históricamente sobre el nacimiento de la equitación como deporte. Documentándose sobre su creador, el conde Fiaschi en el año 1539 en la ciudad italiana de Ferrara. Dicha base fidedigna era el fundamento relacionado con el antecedente histórico de Estocolmo en el año 1990; porque en ese año fue llevada a cabo la equitación por primera vez como deporte oficial, pero en París. Ya que la Federación Ecuestre Internacional (FEI), se registró históricamente en el año 1912 en Estocolmo, creándose la federación internacional en el año 1921, por la exigente rigurosidad de las pruebas ecuestres que eran las mismas que se exigían en las olimpiadas de Pekín, contemplando: La doma del pegaso, los saltos de resistencia, las carreras a través del campo, que intercalaban los saltos en el estadio con vallas, llendo de las más baja a la más alta. En los diarios electrónicos e impresos que el señor Zeus tenía en su despacho del Olimpo, salían en sus titulares que el campeón chileno de equitación, ya estaba clasificado para los juegos olímpicos de Pekín, a realizarse el 2008. Y dicho jinete se llamaba Antonio Arancio G. Las finalidades del deporte de sainete, para el gran patrón estaban determinadas por la Federación Ecuestre Internacional. Porque los juegos hípicos son un deporte muy elitista, debido a su elevado valor monetario, con que se tasaban los pegasos en la bolsa de valores de Estados Unidos. Los pegasos que estaban al cuidado de Mercurio, eran tratados de una forma muy profesional, con domadores, equitadores, y veterinarios; debido a las exigencias rigurosas del gran amo, porque dichas demandas estaban orientadas para las pruebas ecuestres. Los nombres de esos pegasos favoritos del gran negociante eran su propiedad intocable, y se llamaban: Babieca, como el del Mío Cid Campeador; Rocinante, como el de don Quijote de la Mancha; Tornado, que era el del Zorro, (o don Diego de la Vega); Plata, aludiendo al del Llanero Solitario, Pinto que era su brazo derecho, el indio Toro; pero el más joven de todos era Bucéfalo, siendo el predilecto del patrón, porque así se llamaba el de Alejandro Magno. Entre la lista de mecenas del patrón, que estaba en el despacho de la oficina del olimpo, se encontraban: Anky van Grunsven, Ludger Beerbaum, Isabell Werth, Laura Kraut, Beezie Madden, Gina Miles, Nadine Capellmann, Will Simpson, McLain Ward.
A las hijas del señor Zeus, él las consideraba sus Ninfas: Que eran divinidades. Doncellas por su hermosura debido a que realmente eran actuales modelos profesionales. Una de ellas se llamaba Afrodita, siendo ella la predilecta del gran amo; que resplandecía por su belleza. Además estaba enamorada de un jinete de las pruebas hípicas, el más gallardo y apuesto. Su nombre era Ares, por la tenacidad con la que se desempeñaba en las pruebas de equitación; siendo en la mitología griega el dios de la guerra. La otra hija que tenía el patrón era Atenea. Una intelectual muy sabia y estudiosa, porque le encantaba los libros de preferencia correspondiente a la poesía griega y homérica. Como el patrón tenía gustos muy refinados en lo que se refiere a la decoración externa del Olimpo, mantenía en las afueras estatuas de la cultura griega. Y entre ellas estaban: La figura de Artemisa: Que en la Roma antigua representaba a Diana, la cazadora de dragones. En donde se imponía teatralmente con su arco y flecha; muy indómita y legendaria. En cierta forma al gran señor le infundaba un particular miedo; porque la veía agresiva y vengativa. Contemplada dentro de la literatura griega, como la diosa que mataba a las bestias. Poseía el don de la inmortalidad, con un prototipo de belleza mitológico; todo un emblema para las actuales modelos que solían aparecer; en las revistas internacionales de publicidad; que tanto le gustaba coleccionar al patriarca del Olimpo. Otra de sus esculturas predilectas, que tenía en las afueras el gran señor, era Escila; un ser monstruoso que tenía medio cuerpo de mujer, sostenido por seis medios perros cada uno de ellos, con una cabeza y dos patas. Antes de haber sufrido tan cruel metamorfosis era una bella doncella griega, que al enamorarse de Glauco; sufrió dicho castigo que le propinó la hechicera Circe. Tal evento de elección romántica; fue considerado una ofensa en las tradiciones griegas; lo que la llevo a ser convertida en dicha aberración. En el desenlace de tan violento amor; Escila prefiere a Glauco. Donde encuentra su triste muerte, a manos de Heracles. También, como parte infaltable de la decoración; se encontraba la conocida Esfinge, asociada a las leyendas egipcias; que en su descripción contempla su cabeza de mujer, con cuerpo de león y alas. En la tierra de las pirámides, retaba a todo desconocido que se le cruzara en su camino, con un acertijo que debía resolver, usando inteligencia y astucia. Como la que tenía el gran negociante, para con sus asuntos; y si el acertijo no era resuelto correctamente; la esfinge devoraba a quien la desafiara en inteligencia e ingenio. Pero la Esfinge encontró sellado su destino hasta el más allá, por la eterna trascendencia de los tiempos fantásticos; mediante la inteligencia de Edipo; que la supero en conocimientos; hecho que la enloqueció de furia; llevándola al suicidio. Como un despacho y pérdida de un mecenas; con quien el gran patrón, por su sensibilidad cultural simplemente prefería cortar con él todo tipo de relaciones comerciales. Dentro de tal bestiario de espectáculo griego, no podía faltar las Gorgonas. Que eran monstruos, similares a Medusa porque tenían sus cabezas llenas de serpientes; temibles garras de bronce, colmillos, y alas de oro. Medusa, tenía el poder de que con solo una mirada; podía convertir en estatuas de piedra; a todo curioso que invadiera sus dominios y jardines. Las Grayas eran sus hermanas, que se llamaban: Enio, Perefredo y Dino. Viejas y milenarias brujas, que tenían un solo ojo; con el cual vigilaban el camino que conducía a sus hermanas, Las Gorgonas. Que estaban forjadas en esculturas de mármol, y tenían la tarea de cuidar la entrada a dichos dominios. Como los fieles porteros que tenía el perfecto, en la antesala de los dioses. Que constituían el contratado equipo de guardaespaldas, cuidando celosamente la entrada de la antesala del Olimpo del patrón. A Medusa, Perseo valiéndose de su dorado escudo; logra engañar en un juego de imágenes con reflejos ambiguos, para luego proceder a decapitarla; con su dorada y poderosa espada; que los dioses del olimpo, le obsequiaron como regalo. La que como poder poseía el don la destrucción de cualquier superficie; sea ésta de metal o mármol. Los Grifos, en su anatomía están compuestos con un cuerpo que es mitad águila, y mitad león, que resguardaban el invaluable tesoro del señor Zeus, que era aparte de dinero, el capital de sus costosos pegasos. Las Harpías con su cabeza de mujer, su cuerpo de ave, con garras muy afiladas; constituían su generación preolímpica, como las ecuestres carreras; que representaba al patrón, debido a que Las Harpías no respetaban a los dioses; y de esta forma el gran amo les tenía un cierto desprecio. Pero no las dejaba de lado, en la decoración externa de su club ecuestre. Había en la antesala exterior, hacia las afueras otra obra de arte: La Hidra de Lerna, que era un monstruo venenoso de cincuenta cabezas. Y su nacimiento se debe a que; cuando las Danaides les cortaron las cabezas, y las arrojaron al lago; porque las cabezas asesinaron a los cincuenta hijos de Egipto. Dicho monstruo encontró su triste final; por los musculosos poderes de Heracles; en el cumplimiento de sus trabajos; como toda orden empresarial, que le daba el gran patrón a su secretario Mercurio. El Minotauro; infaltable en tan fantástica, antesala exterior; era un ser con cabeza de toro y cuerpo humano. Nacido producto de la unión amorosa de la reina de Creta Pasífae, por no aceptar sus merecidos cortejos. Y por castigo la hace concebir un hijo, con un toro de madera obsequiado por Poseidón. Minos el esposo de Pasífae, encarga a su secretario Dédalo construir un laberinto, para esconder a dicha atrocidad inhumana. Tal insana creación le causaba un terror espantoso al amo mayor, por su preferente gusto lírico en lo que se refiere a un plano estético-humano. El sacrificio que exigía tal aberración antinatural, eran siete mancebos o doncellas, lo que era un elevado costo humano que demandaba dicho monstruo; como los de los exigente mecenas, con los que negociaba el patrón ecuestre; pero que encontró su terminal destino a manos de la fuerza de Teseo, que logró entrar al laberinto y darle su merecida muerte; con la sabia ayuda de Ariadna, hija de Minos. Las Sirenas, eran poéticas representaciones de las deidades femeninas; que poseían en su anatomía cabeza de mujer, y cuerpo de ave. Con su peligrosa seducción, atraían a los hombres con sus melódicos cantos, similar a la magistral música clásica de Orfeo; que le apasionaba al negociante ecuestre, para luego matarlos. Odeseo, era un mecenas muy esquivo, en la cartera de clientes del gran negociante; ya que nunca pudo hacer tratos comerciales con él. Porque no escuchaba sus singles publicitarios en las radio; ni contestaba las llamadas a su teléfono celular; como quien se tapa los oídos con cera. El gran amo por su carácter egocéntrico se identificaba con Tifón; porque soñaba con ser el rey del mundo. Tifón, era hijo de Gea y de Tértado, tenía cabezas de dragón, y en su cintura serpientes; además de estar provisto de alas. Sus ojos lanzaban fuego, siendo alto, imponente y majestuoso como una montaña. Hera, se llamaba la esposa del señor Zeus, porque de acuerdo a la mitología griega; había formado la vía láctea. Y el patriarca le rendía pleitesía; siendo la diosa de mayor rango, en el Olimpo. El gran patrón la describía por su belleza: “Era tan hermosa, y resplandeciente como un pavo real, y fijaba sus ojos en su distinguido plumaje”. Como las hermosas pieles que tanto le gustaban comprar; que salían en las mensuales ofertas, de las revistas internacionales de publicidad, a las cuales el poderoso negociante, estaba suscrito. Hera tenía un carácter fuerte, dominante, y excesivamente celosa, de todas las musas con las que su esposo, se relacionaba, aunque fuera en términos comerciales. A pesar de que al gran señor le apasionaban las mujeres hermosas; solo a su esposa Hera, le mantenía su merecido respeto. Porque para el rey, ella representaba toda su idealización femenina y personal, desde el punto de vista que abarca la poesía griega. Las Hespérides eran las ninfas del ocaso; que habitaban en el occidental océano como las describía en sus poéticas obras Herísodo, eran las hijas de la noche: tres estatuas llamadas: Egle, Eritia y Hesperaretusa, que al gran negociante le recordaban sus gustos musicales, porque como dicen las leyendas, su música es ambrosía. Como el gran amo era un experto cazador; no podía faltar en los exteriores de su antesala, que daban a sus edenísticos jardines la omnipotente escultura de Atalanta. Heroína vinculada con dichas prácticas deportivas; que aprendió precisamente por depredadores furtivos. Se destacaba por su marcado orgullo femenino; similar a la de la esposa del señor Zeus, Hera. El perfil de un eterno enamorado de su esposa Hera; el señor Zeus, lo estampaba en la divinidad de Calipso; porque Homero la destacaba por su carácter de ser discreta. Vale decir que podía confiar en ella, ya que a su esposa; el gran patriarca le contaba todos las acciones comerciales que realizaba, en la bolsa de valores de Nueva York. Las cuales Calipso, que era una amiga íntima del negociante ecuestre, guardaba reservadamente; más que su secretario personal Mercurio. En ocasiones el patrón tenía acaloradas discusiones con sus musas; estampando dichas diatribas en la diosa Eris; que se decía a sí misma la más hermosa de todas, por su alada forma; y era su representación personal de la intensa discordia femenina. Existía una rivalidad femenina entre las musas que el amo mayor tenía en el Olimpo, por establecer cuál era la más hermosa, de entre todas las que el gran patriarca tenía anotada en su registro comercial, de su computador personal. Entre el amplio equipo laboral que tenía contratado el patrón; se encontraba Ícaro. Un eximio carpintero encargado de todo tipo de arreglos técnicos en los establos, de los costosos pegasos de los cuales era dueño el gran amo. En tan magistral exposición artística-mitológica, no podían faltar los Centauros, con cuerpo de caballo y busto de hombre. En las galerías que decoraban todas las pistas de carreras el predilecto del magnífico, era Quirón; siendo el poseedor de la más grande sabiduría médica de la antigüedad; y profesor de todos los héroes de la mitología griega. Como en todo campo ecuestre, era infaltable la ninfa de Eco. Una hermosa doncella del bosque destacada por sus hermosos cantos, pero por no ser correspondida en el amor, sus cantos la llevan a la autoeliminación. Y dicha deidad el patrón la tenía contratada como su secretaria personal; que le encubría todo tipo de aventuras amorosas, que podían aparecerle ocasionalmente al gran galán, durante los tratados comerciales con sus Amazonas. La ninfa de Eco, tenía la estricta prohibición por parte del gran patrón de no dirigirle la palabra a su esposa Hera. Si lo hacía debía ser única y exclusivamente para sus tratos estrictamente comerciales con los mecenas, y las musas del señor Zeus. Ahora como forma de venganza, que hubiera adoptado el perfecto patrón; si su secretaria, la ninfa de Eco, le hubiera revelado alguno de sus ocasionales romances a su esposa Hera; la habría despedido, automáticamente de su puesto laboral. Y por la rápida e infalible vía del correo electrónico; aparte del teléfono, habría avisado a todas las otras empresas de la competencia; que no la contraten, en sus servicios laborales, por excelentes referencias curriculares que la ninfa de Eco les hubiera presentado. Desde su punto de vista de galán conquistador, el señor Zeus se creía Narciso, que era el más grande de los enamorados,ero enamorado de sí mismo, ya que se amaba más día a día. Solo le importaba el mundo, en el plano de sus personales conveniencias comerciales, para con sus mecenas, y las conquistas que pudiera tener para con sus hermosas musas. Como guardián en la antesala externa, el magnífico tenía a Cerbero; una escultura con tres cabezas. Que no le permitía la salida a sus magnates mecenas; sin ser atendidos lo mejor posible; en cuanto a tratos y demandas comerciales de sus valiosos pegasos se refiere. A pesar de que el gran amo, era un jugador empedernido de la hípica chilena; tenía a un halcón de mascota, que lo bautizó con el nombre de Ave Fénix. Porque renacía de las cenizas, y como era una ave muy longeva; la cuidaba celosamente en su respectiva jaula de oro. Una de las musas favoritas que el gran galán tenía se llamaba Caribdis. Por su hermosura y refinados gustos grastronómicos. A quien el perfecto la invitaba reiteradamente a cenar, para cortejar a una dama de gustos muy refinados porque se encontraba atraído por ella. Todas estas salidas, el gran patrón las realizaba bajo la absoluta discreción y silencio; de su secretaria personal la ninfa de Eco. En lo que respecta a los despachos de los mecenas; con los que el gran negociante ya no quería realizar más tratos comerciales, tenía a su respectivo encargado: Caronte, el barquero de los infiernos que cortaba personalmente todo tipo negocios que no le eran beneficiosos al omnipotente patrón, de acuerdo a las demandas de la bolsa. Los valiosos pegasos ecuestres del señor Zeus, al final no ganaron las olimpiadas, porque nunca se llevaron a cabo en Pekín el año 2008, ni mucho menos en Atenas. Debido a que el gran negociante se encontraba viviendo su sueño eterno, pero no precisamente desde las oficinas de su despacho, sino desde el celestial Olimpo de las constelaciones griegas, donde se sentía el rey del mundo como Tifón. Y ya no podía gobernar sus negocios, porque en los olimpos celestiales no funcionaba su herramienta de trabajo principal que es el computador. Y al cual era imposible que le llegara cualquier correo electrónico, enviado por la cartera de mecenas terrestres, solicitando la compra del más hábil de sus siderales pegasos chilenos. Y a dicho Olimpo su esposa Hera, le iba a dejar flores simbólicamente en su lápida de la tierra, todos los días.
FIN
5 comentarios:
versión
"corregida":
http://belmarblog.blogspot.com/2009/06/lo-que-es-bello-es-bueno-y-lo-que-es.html
Eduardo :
Perdón pero hasta hoy lei tu comentario, me gustaria intercambiar correo contigo , gracias por el comentario bien cimentado qeu me dejaste,.
Un placer
Claudia Contreras
Munir :
Hola Como estas?
Un comentario nomas jajaja!!
Sería recomendable por el formato del blog, publicar varias entradas del tema si este es muy largo... esto para la facil lectura...
Es solo una sugernecia de esta humilde bloguer
Saludos!!
Encuentro genial tu forma de mezclar estilos, épocas, contradiciiones... hacer un racondo, un collage con materiales y recursos diversos, de los cuales se eleva una sincrética versión de un cosmos fantástico...
la lectura es d las mejores q he leidoo
cuando mi cuate la saque a publicar
lo voi a
comprar
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