lunes, 12 de octubre de 2020

EL DESTRIPADOR

“En mi próximo trabajo le cortaré la oreja a la dama y se la enviaré a la policía para divertirme. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas”. 
Jack el Destripador. 



 A mediados del siglo XIX, en el año 1888, en Londres en el barrio de Whitechapel (East End) de clase baja, había sobrepoblación por el flujo de inmigrantes irlandeses, judíos del este de Europa y de la Rusia imperial. Esto repercutió en el decaimiento del empleo y calidad de vida en donde abundaba el alcoholismo, la pobreza, la violencia, el antisemitismo, el racismo, la delincuencia, y la prostitución, se cometieron cinco asesinatos, adjudicados a un asesino serial que la policía Metropolitana de Londres junto con Scotland Yard no llegó nunca a identificar. Pero los registros incluyeron seis crímenes más en Whitechapel entre los años 1887 y 1891, atribuidos a “Jack el destripador”. A pesar de haber investigado a trescientos sospechosos la investigación policíaca resultó ineficaz para descubrir al asesino serial. A raíz de estos homicidios se realizó un comité ciudadano encargado de patrullar las calles de Whitechapel, para tratar de capturar al asesino serial, pero toda esta empresa fue sin éxito alguno porque nunca se pudo determinar la identidad de “Jack el destripador”; surgiendo teorías y sospechas por parte de la policía y también por parte de la prensa, para determinar los conocimientos quirúrgicos, profesión, y salud mental del asesino en serie; que le envió tres cartas firmadas por el asesino a la policía, en las que se burlaba de las investigaciones, y amenazó con seguir asesinando a las meretrices. Por consiguiente una de las cartas estaba firmada por “Jack el destripador”, de ahí que la policía y la prensa lo empezó a llamar de esa forma. La policía Metropolitana de Londres, en el año 1888 estimó que había 62 burdeles y 1200 meretrices en el barrio de Whitechapel, que tenía muy mala reputación debido a ser un barrio de clase baja, y en el cual la policía Metropolitana de Londres identificó a 11 homicidios ocurridos entre abril de 1888 y febrero de 1891. Claro que no existía certeza para determinar que todos los homicidios habían sido obra del mismo asesino serial, cinco de ellos tenían elementos en común, atribuidos a “Jack el destripador”, por presentar cortes en la garganta, mutilaciones genitales, y abdominales, extirpación de órganos y desfiguración del rostro. De esta forma estos cinco asesinatos se denominaron “los cinco canónicos”. La primera víctima fue Mary Ann Nichols, encontrada el viernes 31 de agosto de 1888 en la calle Durward del barrio Whitechapel. Tenía dos cortes en la garganta, el abdomen rasgado y además presentaba incisiones hechas por la misma arma, que se dedujo que era un cuchillo. La segunda víctima fue Annie Chapman. Apareció el 8 de septiembre en la calle Hanbury Spitalfields (del barrio de Whitechapel), presentando cortes en la garganta, y el vientre apuñalado y le fue extirpado el útero. La tercera víctima fue Elizabeth Stride en el 30 de septiembre de 1888 en la calle Henriques, presentando un corte izquierdo en el cuello. La cuarta víctima fue Catherine Eddowes también encontrada el domingo 30 de septiembre de 1888 en Mitre Square, con la garganta cortada y con incisiones en el abdomen, además le habían extirpado el riñón izquierdo y el útero. Y la quinta y última víctima fue Mary Jane Kelly aparecida con el cuerpo mutilado y destripado en Miller's Court, Spitalfields, a las 10:45 a. m. del viernes 9 de noviembre, presentando un corte en la garganta hasta la espina dorsal, ya que le habían extraído todos los órganos abdominales, y el corazón. Estos cinco asesinatos canónicos como los llamó la policía fueron llevados a cabo durante la noche. Y se pudo apreciar que cada asesinato era más severo que el anterior. Estos cinco homicidios fueron llamados “los cinco canónicos”; pero el expediente del barrio de Whitechapel incluyó otros cuatro asesinatos ocurridos después de “los cinco canónicos”. Ya que la policía halló a la primera víctima llamada Rose Mylett, en Clarke's Yard, calle High, Poplar, el 20 de diciembre de 1888, que fue estrangulada. Posteriormente el 17 de julio de 1889, aparece la segunda víctima Alice McKenzie en Castle Alley en el barrio de Whitechapel; con una herida en la carótida izquierda, contusiones y cortes. Este macabro hallazgo no se incluyó como una continuación de “los cinco canónicos”. La tercera víctima que apareció en Whitechapel no se pudo identificar por estar decapitada, y con las piernas amputadas, encontrándose su torso mutilado en la calle Pinchin, el 10 de septiembre de 1889. Y finalmente la última víctima del expediente de Whitechapel, se halló el 13 de febrero de 1891 en la calle Swallow Gardens, con su cuerpo intacto y con un corte en la garganta. Aparte de “los cinco canónicos”, y los otros asesinatos se le atribuyeron más crímenes a “Jack el destripador”, como el caso de Fairy Fay, hallada el 26 de diciembre de 1887 con una estaca en el abdomen. De manera fortuita también hubo sobrevivientes de los ataques de “Jack el destripador”, como fue el caso de Annie Millwood que el 25 de febrero de 1888 sobrevivió; y llegó a la enfermería de la workhouse de Whitechapel con puñaladas en las piernas y en el abdomen, muriendo el 31 de marzo por causas naturales. También se cuenta el caso de Ada Wilson, que sobrevivió a dos puñaladas en el cuello el 28 de marzo de 1888; y también Annie Farmer, que presentó un corte superficial en el cuello el 21 de noviembre de 1888. Curiosamente se halló a una víctima de sexo masculino, que fue John Gill, un niño de siete años el 29 de diciembre de 1888 en Manningham, Bradford, con las piernas heridas y una oreja amputada, el abdomen seleccionado y le había extraído los intestinos y el corazón. La prensa atribuyó este crimen a “Jack el destripador”, porque la policía no pudo procesar a ningún sospechoso. Porque los documentos policíacos sobre los asesinatos en Whitechapel consistían en recabar información por medio de un grupo de oficiales que iba de casa en casa para sondear a los vecinos; al mismo tiempo que el material forense era analizado, y cuando se identificaba a los sospechosos, la investigación se hacía más a fondo y se procesaba o descartaba a estos últimos, ya que este ha sido el método usado en las investigaciones policíacas contemporáneas. Y en relación a los asesinatos de Whitechapel la policía entrevistó a más de dos mil sospechosos, investigó a trescientos, y detuvo a ochenta. Toda esta investigación estuvo a cargo del inspector Edmund Reid. Ahora el comisionado de la policía Metropolitana Charles Warren, nombró a Donald Swanson como el coordinador de las investigaciones de Scotland Yard. Pero como sus investigaciones no dieron los resultados esperados, un grupo de ciudadanos del East End de Londres empezó a patrullar las calles bajo el nombre de “Comité de Vigilancia de Whitechapel”, para encontrar a posibles sospechosos de los asesinatos. Se contrató a detectives privados para entrevistar a los presuntos testigos, y el gobierno británico ofreció una recompensa a cambio de la información sobre el asesino. Por el tipo de heridas de las víctimas se sospechó de carniceros, cirujanos, y médicos. Según un reporte del inspector Donald Swanson se visitaron 76 carnicerías, y mataderos investigando a sus empleados por seis meses, sin obtener ningún resultado. Para reforzar la investigación se le pidió al médico forense Thomas Bond que evaluara las heridas, y así poder determinar los conocimientos quirúrgicos del homicida; logrando precisar que los cinco asesinatos fueron obra de la misma mano. En las primeras cuatro víctimas las gargantas parecen haber sido cortadas de izquierda a derecha, y en la última por la extensa mutilación, no se pudo determinar la dirección del corte fatal. Las circunstancias de los asesinatos deducen que las mujeres estaban recostadas cuando fueron asesinadas, y en todos los casos el asesino cortó primero la garganta. El médico forense Thomas Bond descartó la idea de que el asesino fuera médico o que contara con conocimientos científicos o anatómicos, argumentando que debía tratarse de un hombre solitario, con manía homicida o erótica e hipersexual, por el tipo de mutilaciones. Señaló también que el impulso homicida estaba determinado por alguna condición mental de venganza o melancolía, o una manía religiosa, como posibles hipótesis especulativas. En base a estas investigaciones, se determinaron teorías especulativas sobre la identidad de “Jack el destripador”, y una de ellas señalaba que el asesino debía vivir en Whitechapel y tener un empleo estable; porque los crímenes ocurrieron en fines de semana próximos a fechas festivas y en calles cercanas entre sí. Se especuló también que el responsable podría ser un hombre culto y de clase alta, posiblemente un doctor o aristócrata que había llegado a barrio de Whitechapel, procedente de un sector más opulento. Claro que hasta nuestros días, el caso de Jack el destripador, continúa creciendo, y se siguen buscando nuevas pistas para dar con la identidad del asesino en serie, más famoso de todos los tiempos. FIN.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El relato es muy detallista,los horrores hacen sentir ,escalofrios y deja una sensación ,de tristeza por tanta masacre ,que comete el vil asecino